Disciplina positiva: Amabilidad y firmeza que respetan la maduración cortical.
Disciplina positiva: Amabilidad y firmeza que respetan la maduración cortical.
La neurociencia indica que el cerebro de los seres humanos se mantiene en etapa de maduración hasta aproximadamente los 21 años. Significa que abarca TODA la etapa escolar. Dentro de este proceso, toda reacción aprendida, dinámica de organización, estrategia de resolución de conflictos, hábitos, entre otros; será básicamente aprendida o tomada del ambiente y/o estímulos al que se le exponga, es decir: todo lo que interactué con ese cerebro.
Mientras se va construyendo esta maduración, todos pasamos de una primera etapa: el ser bebés recién nacidos, totalmente asistidos y atendidos por padres, que su prioridad es cubrir las necesidades de estos pequeñitos; a un segundo escenario en donde somos vistos como niños y adolescentes manipuladores que no tienen necesidades por cubrir, y, por el contrario, tienen intenciones de hacernos enojar, quitar la tranquilidad y siempre mantener posturas oposicionistas a lo que los adultos proponen.
¿En qué momento un niño que está en proceso de maduración cortical, corporal y emocional, cubre por sí mismo todas sus necesidades (espíritu, alma y cuerpo) y decide volverse nuestra competencia? ¿Será que el niño sigue tranquilamente su proceso natural de maduración y no se percata que somos nosotros, los adultos, los que hemos cambiado nuestra forma de verlos e interpretarlos?
Somos los adultos los que no entendimos esta brecha madurativa, olvidamos que estamos interactuando con niños y no estamos tratando o enfrentándonos a un adulto que mide 90 centímetros de estatura. Las partes (tú y el niño) no están en una balanza justa, hemos vívido 20, 30 o 40 años más que ellos, por lo tanto, hemos adquirido más experiencia y como consecuencia: tenemos más armas para enfrentar cualquier situación.
Vamos a verlo con un ejemplo que comparte la educadora Maria Soto:
“Son las 2:00 am y tu bebé recién nacido se despierta llorando, a gritos. ¿Qué piensas? ¿Qué haces? ¿Cómo reaccionas? Imagino que te levantas a darle leche y piensas que es normal que llore porque es su manera de comunicarse y sientes amor y ternura por él. Reaccionas rápido.” (Soto, M 2020)
¿Acaso te permitirías sentir enojo o amargura?, podrías pensar que el bebe lo tenía todo planeado para que no duermas, que sabía que estabas cansado y que este era el momento perfecto para llorar o que sabe que estás en la mejor parte de tu serie favorita y es ahora cuando debe interrumpirte. Nunca te tomarías este llanto de hambre a las 2:00 de la mañana como algo personal, entenderías claramente que es una reacción provocada por una necesidad.
Todas las personas tenemos necesidades que cubrir: amor, escucha activa, respuestas, acompañamiento, contención emocional, etc. Pero los niños viven en permanente formación y maduración cortical, recordemos hasta los 21 años, y, por lo tanto, no podrían por sí mismos cubrir sus necesidades. Somos los padres o los adultos que compartimos con ellos alguna parte del día los que debemos estar atentos a estas alertas y llamados de ayuda. Muchas veces conocidas como berrinches, indiferencia, aislamiento, oposicionismo, etc.
Cuando nos queda claro que dentro de nuestra clase estamos tratando con niños y no con adultos de pequeña estatura, podemos dar pase a entender de qué se trata la disciplina positiva. Para padres y maestros la disciplina positiva se basa en el respeto, en casa y en el aula. Respeto que se traduce en amabilidad y firmeza - seguridad y capacidad.
Respeto a la madurez cortical que tienen para procesar la vida. Algunas veces he comentado con familias la pregunta ¿Por qué no debemos dar de comer pollo a la brasa a un niño de 4 meses de nacido? La mayoría de las veces me responden que es porque el pollo a la brasa tiene muchos condimentos o que el estómago del bebé aún no desarrolló lo suficiente como para digerir dicho alimento. Es esa la respuesta realmente correcta. Los órganos (incluido el cerebro) están en maduración, aún no podrían digerir o procesar situaciones a las que a veces los enfrentamos.
Actualmente, los niños viven expuestos al boom de la información, no hay filtros para ellos, acceden a lo que deseen. Y aparentan madurez de manejarlo bien. Lo piensan, lo buscan, lo tienen. Pero, ¿Será que sus cerebros pueden procesarlo, o muy por el contrario, van abrumándose internamente más y más? Películas, series, juegos, redes sociales, amistades, libros, etc.
Disciplina positiva, en el aula y casa.
Se centra en la amabilidad y la firmeza, no confundir con dureza. Un maestro firme establece los límites claros, consecuencias proporcionales a la falta y determinación para hacer respetar los límites aun cuando nadie más lo haga. Esta imagen se proyecta en el niño como una imagen saludable, lo anticipa, le da un ambiente de seguridad y pautas de códigos de conducta adecuados para cada lugar. Un maestro con características de amabilidad y firmeza propicia la reflexión de sus niños considerando la afirmación que no existen malas personas, lo que hay son personas que toman malas decisiones, por lo tanto, deben asumir sus consecuencias.
Actitud de seguridad y capacidad. Un maestro - padre que demuestra que sabe lo que quiere transmitir, está capacitado y evidencia seguridad; es un líder que los niños están tentados a seguir. Ana Soto comenta: “Imagina que vas de excursión al Himalaya, no conoces la ruta, pero logras contactarte con el guía turístico más calificado. Te sientes seguro de la actividad. Sin embargo, en media escalada, notas que el guía empieza a ponerse nervioso, titubea, se soba las manos, se agarra la cabeza, mira a todas partes, no hace contacto visual contigo. ¿Qué piensas?” (Soto, M 2020).
Pues concluyes que el guía sabe sobre el tema, pero aún no estaba listo para ser el líder de la excursión. Ese guía no te da seguridad, no te inspira a seguir.
El maestro debe tener una justa combinación de actitud y aptitud.
Para reflexionar:
El cerebro de los niños - adolescentes está en maduración, consideremos y cuidemos el “input” que usamos al acercarnos a ellos. Y tengamos presentes que todas sus conductas responden a una necesidad.
La amabilidad y firmeza no siempre son particularidades de nuestra personalidad, es intencional el buscar conseguir este perfil.
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