¿Ni milenials ni Alpha?

¿Ni milenials ni Alpha?

By Gise


¿Sabes a qué generación perteneces?

¿Sabes a qué generación pertenece tu hijo?


Una generación es un grupo de individuos que comparten una edad o etapas,comparables al vivir hitos históricos: movimientos sociales, políticos, desarrollo tecnológico, entre otros; todo en un periodo de tiempo particular (McCrindle & Wolfinger, 2009).


Un vistazo rápido a las generaciones que conocemos:


  • Generación niños de posguerra (1930-1948)

  • Baby Boomers (1949-1968). Nacidos luego de la segunda guerra mundial

  • Generación X (1969-1980). Llamados los “inmigrantes digitales”. Son los jóvenes que gozaron de los cambios especialmente en la música en la década de los años 80.

  • Generación “Y”. Los millennials (1981-1993) a quienes también se les llama “Nativos digitales”

  • Generación “Z” (1994-2012). Llamados también “Súper digitales”

  • Generación “Alpha”: nacidos desde el año 2013


Últimamente se comenta mucho sobre la generación de cristal, y se completa la descripción al decir: Padres de algodón, hijos de cristal. ¿Qué significa esto? 

Para algunos, la generación de cristal es aquella que comprende a los nacidos después del año 2000, y debido a sus características particulares se les asocia con este material frágil y delicado. Entendemos también que si bien muchos jóvenes pueden compartir el mismo grupo etáreo, su crianza y experiencias hacen que difieran en algunos aspectos a los llamados hijos de cristal. 

Pero, ¿Tiene una connotación negativa pertenecer a la generación de cristal? ¿Se trata de una etiqueta en la cual se justifican muchas conductas? 


Para comenzar debemos recordar que todo hijo es resultado de la crianza de alguien: sus padres, abuelos, familia, entorno, escuela, etc. Entonces, el pensamiento y comportamiento de los niños de cristal es vinculante a la crianza y formación de los padres de algodón.


Veamos sus características:


Padres de algodón: 

En la búsqueda y la mejor intención de ofrecer a sus hijos un ambiente seguro y libre de amenazas, los padres de algodón se enfocan en que sus hijos:


  • No se frustren.

  • Tengan todo lo que quieran.

  • No hagan esfuerzos.

  • No encuentren dificultades.

  • No tengan que tolerar un no.

  • No se enfaden.

  • No sufran.

  • No viajen en transporte público.

  • No caminen solos.

  • No vean a familiares enfermos.

  • No asistan a funerales ni entierros.

  • No tengan obligaciones.

  • Exijan sus derechos.

  • Satisfagan sus deseos.

  • Decidan aún aquello para lo que no están preparados.



Lamentablemente, esta sobreprotección y asistencialismo crea niños sin capacidad de decisión, temerosos a lo nuevo, alto sentido de inmediatez, dependientes física y emocionalmente del adulto y poco o cero tolerantes a la frustración.



Además también:


  • Se desmotivan fácilmente.

  • No tienen tolerancia a las frustraciones.

  • Quieren todo ya.

  • No saben transitar procesos.

  • No tiene recursos para vencer la dificultad ni superar obstáculos.

  • Carecen de perseverancia.

  • No están dispuestos al esfuerzo para obtener logros.

  • No aceptan límites.

  • Creen tener derecho a todo y responsabilidad con nada.

  • Son frágiles.

  • La comodidad limita el desarrollo de su potencial.

  • No tienen recursos para afrontar la vida adulta.

  • Se deprimen fácilmente.

  • No encuentran sentido a su vida.

  • No descubren su vocación.

  • Esperan que todo lo hagan y resuelvan por ellos.

  • Todo debe ser rápido, inmediato y gratificante.

  • Necesitan estímulos constantes que los lleven al límite.

  • No se sienten aptos para la vida



Entonces, ¿Qué hacemos para encontrar intencionalmente un punto de equilibrio en nuestro modelo de crianza? 

Es aquí donde el estilo de crianza democrática toma protagonismo. Y ¿Cómo son los padres democráticos?


“Una crianza democrática se caracteriza por padres con la capacidad de establecer cierto equilibrio entre la firmeza excesiva y la indulgencia desmesurada” (García & Baumrind, 2021)


Y considera:

  • Sentido de pertenencia e importancia de cada miembro de la familia: los hijos se sienten integrados y con la capacidad suficiente como para que cada uno pueda aportar sus puntos de vista, siendo tenidos en cuenta. Es un hecho muy favorable para el desarrollo de la autoestima.

  • La motivación y la confianza depositada en los hijos hace que se vean capaces de resolver de forma autónoma diferentes situaciones.

  • Responsabilidad y experimentación de las consecuencias de sus acciones: para que los hijos tomen conciencia de que sus actos tienen unas consecuencias.

  • Suelen mostrarse receptivos a las negociaciones de los hijos, pero procuran dejar claros sus puntos de vista y establecer normas y límites claros, coherentes y, en muchas ocasiones, consensuados con los hijos.



Para concluir nuestra reflexión es que podemos observar a nuestros hijos, conocerlos, construir acuerdos de convivencia y permíteles aprender de sus errores. Seamos padres formadores de niños fuertes, seguros y en permanente búsqueda de una paternidad en equilibrio.



References

Padres de algodón,hijos de cristal. (2023). San Jose de Monterrico. https://www.sanjosedemonterrico.edu.pe/post/padres-de-algod%C3%B3n-ni%C3%B1os-de-cristal


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